
Las peruanas cuentan con una herramienta, en la forma de un juego didáctico, para determinar el nivel de machismo que presenta la conducta de sus respectivas parejas.
Desarrollado por la plataforma feminista MujeresQueTransforman (MQT), el “Machistómetro” es un juego de mesa que consiste en un tablero sobre el cual se plantea una serie de 21 preguntas que ilustran respecto al grado de violencia en el cual se encuentra la relación sentimental de cada participante.
Las preguntas son precisas, cubriendo aspectos desde si la pareja controla la forma de vestir o si se molesta cuando la jugadora sale con amigos, hasta si la obliga a tener relaciones sexuales o si la golpea.
Las tres opciones de respuesta, impresas en el tablero, son igualmente precisas: “siempre”, “a veces”, “nunca”.
La idea generadora del juego –creado por MQT a solicitud de la representación peruana de la empresa cosmetológica británica Avon- surgió de los resultados de la encuesta que, sobre percepción de la violencia de género, el Instituto de Opinión Pública (IOP) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y el feminista Movimiento Manuela Ramos (MMR), llevaron a cabo del 7 de junio al 7 de agosto, en tres regiones del andino país sudamericano.
El muestreo –que cubrió el sector central de Lima Metropolitana, la capital nacional, además de los departamentos (provincias) de Ayacucho, en la zona central sur, y de Ucayali, en el sector oriental fronterizo con Brasil-, presentó resultados preocupantes.
En términos generales, el muestreo –que cubrió un universo poblacional de 2400 hombres y mujeres en el grupo etario de 18 a 60 años, y que presentó margen de error de 4.9 puntos, con nivel de confianza de 95 por ciento-, reveló que, a causa de su enraizamiento en la patriarcal trama social peruana, las conductas machistas tienden a ser normalizadas, por lo que no se las suele percibir como diversos grados de violencia de género.
Ello, en un país donde, solamente al año pasado, se registró 160 femicidios.
En ese sentido, por ejemplo, ante la afirmación “las mujeres que se visten provocativamente se exponen a que les falten al respeto”, 46 por ciento de hombres y 41.5 por ciento de mujeres, en Lima, estuvieron “de acuerdo/totalmente de acuerdo”.
Al respecto, las opiniones se dividieron, en Ucayali, en 61.1 por ciento de hombres y 58.4 mujeres urbanos frente a 56 por ciento de hombres y 47 por ciento de mujeres rurales.
En Ayacucho, las proporciones fueron de 57 por ciento de hombres y 52 por ciento de mujeres urbanos frente a 59.5 por ciento de hombres y 53.7 por ciento de mujeres rurales.
En cuanto a la afirmación “las mujeres tienen la culpa de ser violadas por salir solas| de noche”, las opiniones “de acuerdo/totalmente de acuerdo”, en Lima, fueron emitidas por 14 por ciento de hombres y 12 por ciento de mujeres.
En Ayacucho, esa fue la respuesta de 34.5 por ciento de hombres y 32.5 por ciento de mujeres urbanos, así como de 47.2 por ciento de hombres y 46.3 por ciento de mujeres rurales.
Simultáneamente, en Ucayali, esa percepción fue expresad por 37.4 por ciento de hombres y 35.1 de mujeres rurales, además de 35 por ciento de hombres y 30.5 por ciento de mujeres rurales.
Respecto al grado de derecho de los hombres a tomar decisiones respecto a qué puede hacer su pareja, en el caso de “elegir la ropa que ella se pone”, en Lima, nueve por ciento de hombres y 3.5 por ciento de mujeres opinaron que “algo/mucho”.
Entretanto, en Ayacucho, 13.5 por ciento de hombres y 13 por ciento de mujeres urbanos se expresaron en igual sentido, como también lo hicieron 14.9 por ciento de hombres y 10.2 por ciento de mujeres rurales.
Similar opinión emitieron, en Ucayali, 12.1 por ciento de hombres y 10.4 por ciento de mujeres urbanos, frente a 7.5 por ciento de hombres y 9.5 por ciento de mujeres rurales.
Ante esas cifras, iniciativas como el “Machistómetro” resultan de alto valor, indicó la Coordinadora del Programa de Sexualidad y Autonomía Física del MMR, Elga Prado, a la agencia española de noticias Efe, luego del lanzamiento del juego de mesa.
Al citar datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei), para 2018, Prado subrayó que algo más de 71 por ciento de las mujeres víctimas de agresión física por parte de sus parejas no procuró ayuda –institucional ni personal-, “porque no lo consideraron necesario, o por vergüenza” –en el primer caso, un 47 por ciento, y, en el segundo, un 14 por ciento-.
“En realidad, la violencia es progresiva, la violencia va escalando varios eslabones, y una de ellas tiene que ver con empezar a controlar, aislar a la pareja y luego la somete a situaciones de dependencia emocional, económica, la tiene totalmente aislada”, puntualizó.
La experta advirtió, además, que, lo que “estamos viendo, como consecuencia de tanta estadística de feminicidio, es que cuando las mujeres empiezan a romper esas relaciones tóxicas, justamente muchas de ellas han sido asesinadas”.
Prado advirtió, asimismo, en alusión a otras variantes de signos de alerta, que “la gente no está percibiendo ese primer eslabón -de la forma de control del celular o redes sociales de la pareja- como un hecho de violencia”.
“Más de la mitad de la población piensa que esto no es violencia, sigue justificando el hecho de que las mujeres son las culpables de ser violadas”, por lo que es necesario “empezar a trabajar, y, en ese sentido, se elaboró el juego del Machistómetro”, explicó.