En el contexto de la guerra que se desarrolla en Ucrania y Rusia, la situación es crítica para población femenina que es víctima de una ola de violencia y mayor inseguridad

La violencia de género constituye un fenómeno que, mundialmente, afecta a mujeres y a niñas, pero en el contexto de la guerra que -desde el 24 de febrero- se desarrolla en Ucrania, entre ese país y Rusia, la situación es crítica para población femenina -lo mismo adultas que menores de edad-.

Los casos de agresión machista enmarcados en el ámbito bélico -que, entre otros brutales componentes, incluyen diversas formas de tortura sexual- se suman a la enraizada violencia doméstica, contexto en el cual, para atender -con miras a corregir- tal situación, es necesario restaurar el sistema de justicia.

Al analizar el dramático cuadro de situación que presenta Ucrania, la abogada local Hrystyna Kit planteó, Noticias ONU -la agencia informativa de Naciones Unidas-, que el combate a la violencia de género se dificulta, en el país ubicado en el oriente europeo, debido al caos generado por la confrontación armada.

La crítica situación generada por la guerra, obliga, en particular a las mujeres, a esforzarse, cotidianamente, por sobrevivir junto con sus hijos, aseguró, en declaraciones que el medio de comunicación internacional reprodujo el 6 de diciembre.

“Tras la invasión de Rusia (a Ucrania), se ha desatado una ola de violencia de género, especialmente de carácter sexual, contra las mujeres”, indicó Noticias ONU, en la nota informativa que, publicada en esa fecha, tituló “Luchar contra la violencia sexual en la guerra de Ucrania”.

“La invasión de Rusia en Ucrania se ha descrito como una crisis para las mujeres y las niñas, con el aumento de los casos de violencia sexual relacionados con los conflictos”, agregó.

“A medida que la invasión rusa erosiona la seguridad de los ucranianos, en todo el país, el riesgo para las mujeres y las niñas es doble”, aseguró la agencia informativa.

En ese contexto, Kit, al frente de la Asociación de Abogadas Ucranianas (Ukranian Women Lawyers Association, JurFem) -cuya Junta Directiva preside- “se ha encontrado luchando contra una ola creciente de violencia de género”, señaló la agencia.

Registrada en setiembre de 2017, JurFem es, de acuerdo con su presentación en Internet, “una de las primeras asociaciones ucranianas de abogadas”.

“El objetivo de la organización es el de convertirse en una plataforma para el intercambio de experiencia, desarrollo, y apoyo de las mujeres en la profesión legal”, se señala.

Entre las tareas que la organización lleva a cabo, está la referida a “hacer cumplir los derechos e intereses de las mujeres, incluidas aquellas quienes han sido abusadas y discriminadas, o están en otras situaciones de crisis”.

Asimismo, la de “monitorear e investigar la protección de los derechos de las mujeres en Ucrania -incluidas las abogadas-, así como el principio de la igualdad de género y no discriminación en Ucrania”.

Igualmente, se trata de “defender los derechos y los intereses de las mujeres, incluidos (los de) aquellas quienes han sido abusadas y discriminadas, o están en otras situaciones de crisis”.

En opinión de Kit, “hoy en día, es especialmente difícil imaginar un mundo sin violencia de género”. Al respecto, la jurista reflexionó en el sentido de que -en el caso de Ucrania- “si no fuimos capaces de prevenir esta guerra, seremos capaces de erradicar la violencia de género?”.

La interrogante resulta válida, ya que “es difícil avanzar en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, cuando vives en un estado de guerra, y luchas por tu vida -y la vida de tus hijos-, todos los días”, explicó.

No obstante el generalizado entorno de inseguridad que coloca a la población femenina ucraniana en manifiesta vulnerabilidad, “podemos reducir su prevalencia, creando mejores mecanismos de respuesta, y llevando, a los perpetradores, ante la justicia”, planteó.

Ello porque, con el objetivo de construir “un futuro mejor para las mujeres y niñas ucranianas, se debe restaurar la justicia, para que esto nunca vuelva a suceder”, subrayó.

Al detallar algunas de las crueles variantes de violencia bélica de género que están documentadas en el contexto del conflicto en el este europeo, Kit subrayó que “no hay duda de que nadie se siente seguro debido a la guerra de Rusia contra Ucrania”.

“Y las mujeres y las niñas están aún menos protegidas de la violencia de género”, denunció, a continuación.

“La violación -generalmente, violación en grupo-, la tortura sexual, la desnudez forzada, y otras formas de abuso han sido documentadas por periodistas, organizaciones de derechos humanos, y agencias encargadas de hacer cumplir la ley”, reveló.

“La verdadera escala de esta violencia aún no se conoce, pero lo que está claro es que sus impactos serán duraderos”, advirtió, para puntualizar que, por ello, “tendremos que trabajar con las consecuencias de durante muchos años por venir”.

La abogada agregó que la indefensión de mujeres y niñas en el contexto de la conflagración Rusia-Ucrania, se suma a la inseguridad implícita histórica violencia que describió como doméstica, y que constituye un fenómeno profundamente arraigado en la patriarcal sociedad nacional.

“Los casos de violencia doméstica o sexual contra las mujeres, en particular en lugares públicos, no han desaparecido”, dijo.

“Las personas que fueron abusivas y violentas dentro de la familia, continúan cometiendo actos de violencia”, aclaró.

La lucha contra ese tipo de agresión es particularmente compleja, porque enfrenta el concepto asimilado colectivamente de que “la violencia doméstica, generalmente, se considera un asunto privado, y el sistema legal tiende a transferir la responsabilidad de manejar tales casos, a las propias víctimas”, explicó.

En alusión a su compromiso -y el de JurFem- con el cambio de paradigma social machista, Kit aseguró que “quiero que yo, y otras mujeres y niñas de Ucrania, nos sintamos seguras, y que sepamos que, si se violan sus derechos, recibirán protección efectiva, sin prejuicios, discriminación, ni estigma”.

Lograr ese objetivo, implica asumir, individualmente, el compromiso de evolucionar hacia una mejor sociedad, de acuerdo con lo planteado por la abogada.

En la visión reformadora de la abogada activista, “todos y cada uno de nosotros debería trabajar para cambiar algo, por el bien de los demás”, porque, “lo que, sí, requiere el activismo, es comunidad y cuidado”.

Foto: Masha Raymers