El burkini, creado en el 2004, es un traje de baño femenino que cubre totalmente el cuerpo de la mujer, excepto la cara, las manos y los pies, de manera que pueden bañarse en público sin contravenir las obligaciones islámicas de recato femenino.

Las musulmanas, que son las que aceptan (o se les imponen) las creencias del islam, la segunda religión más grande del mundo, tras el cristianismo, utilizan los burkinis, acorde con su creencia de mantener su cuerpo totalmente cubierto aun cuando vayan a la playa y piscina.

En la religión islámica las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres y se les imponen muchas restricciones como el estricto y obligatorio código de vestimenta. Ellas deben utilizar un hiyab en la cabeza, que es una especie de chal y burkas, que son vestidos largos. 

El burkini fue aceptado por los islámicos, sin embargo, su uso en piscinas ha despertado un debate en países como Francia, basándose en el alegato de seguridad e higiene, que prohíben el uso de cualquier bañador, ya sea de  hombre o mujer, que exceda las normas de exceso de tela.

Las musulmanas que utilizan los burkinis han comenzado a desafiar los códigos de vestimentas tradicionales (cuerpo semi descubierto) en las piscinas y han abierto un intenso debate sobre el derecho a estar cubiertas. Se han organizado haciendo grupos para lanzarse a las piscinas como acto de desobediencia civil.

Así las cosas, las musulmanas si no cubren sus cuerpos son proscritas en sus tierras y si lo cubren para poder disfrutar de las piscinas, son recriminadas y expulsadas.

La religión musulmana es la que tiene mayor crecimiento de seguidores y se estiman que es practicada por 1.8 miles de millones, o sea,  el 25% de la población mundial.