
El Foro de Mujeres Empresarias ofrece, a quienes procuran su apoyo, un espacio donde pueden expresarse libremente, compartir historias de vida, asumir conciencia del propio potencial.
Las mujeres encuentran en ese entorno amigable, generado hace décadas, las herramientas que les permiten empoderarse, para superar las limitaciones que –sin perjuicio de que sean empresarias, emprendedoras, o profesionales- les impone la estructura social patriarcal.
Exponente de esta línea de análisis, la empresaria costarricense Noelia de León –una de las fundadoras del foro, y su actual presidenta -, asegura que la intensidad de la interacción entre la entidad las mujeres suele generar vínculos fuertes y de larga duración.
En tal contexto, la organización –vanguardista en materia de capacitación integral de mujeres en el sector privado- articula el vínculo entre los sectores público y privado, y de ambos con empresarias y emprendedoras, principalmente las que impulsan pequeñas y medianas iniciativas, explicó De León, en diálogo con Petra.
“Yo he venido trabajando con mujeres, desde hace casi 40 años”, dijo la empresaria, una apasionada promotora del fortalecimiento de la capacidad de las mujeres, en su área de actividad, quien, inicialmente, trabajó en apoyo a mujeres refugiadas en Costa Rica.
Al relatar el origen del foro, dijo que fue abordada por un grupo de mujeres, para “formar una organización de mujeres empresarias, que no existía, en el país, ninguna”, y agregó que “fuimos invitadas como 65 mujeres, las que hicimos la primera actividad, de la Cámara de Industrias”, además de precisar que “yo fui colaboradora, en esa actividad”.
La participación en el foro fue reduciéndole en número, de modo que el grupo de empresarias y profesionales que permaneció en la estructura “asumimos el reto de trabajar por el desarrollo de las mujeres -especialmente en la parte de la empresarialidad-, entendiendo que usted no puede desarrollar una mujer, a nivel de empresarialidad, y fortalecerla, para que sea parte activa de la economía, si una mujer está rota por dentro –por las realidades de la vida, por la violencia, por las diferentes violencias-”, relató.
“Usted no puede trabajar, con las mujeres, solamente un ángulo o unos aspectos de su vida –como mujer, como persona- sino que tiene que ser integral, y ese fue el compromiso que yo asumí, personalmente, y, durante muchos años hemos trabajado, desde el foro de empresarias”, reafirmó la fundadora, propietaria y gerenta general de la empresa costarricense de alimentos saludables Konig Sabrosa.
El foro, “precisamente, fue la primera organización que habló de mentoring, en este país, en el campo empresarial, fuimos las primeras, y nos encanta decirlo, porque somos la organización que puso esa semilla y ese tema, sobre la mesa, que, luego, han venido retomando diferentes organizaciones, por dicha, porque los beneficiados son las mujeres y los sectores femeninos que necesitan apoyo”.

De León aludió así al proceso de capacitación conocido como mentoring (tutoría), que se sustenta sobre la confianza y el respeto mutuos, como base para la asociación entre el mentor y la persona a capacitar.
“Nosotros hemos sido la organización que, desde hace muchos años, comenzó a vincular y a articular al sector público y privado, y a vincular, a las mujeres, con las instituciones, para trabajar, para fortalecer, sus propias iniciativas”, explicó.
Al definir la calidad del vínculo que suele establecerse entre la entidad y las personas capacitadas, De León expresó que “la relación de las mujeres, con el foro, no es de ahora, no es que yo le voy a vender, a usted, un programa, para su empresa, y me lo paga, y salimos, bien, sí, todas ganamos, porque, al final de cuentas, las mujeres siempre van a salir ganando”.
“La relación del foro, con las mujeres –sean empresarias, emprendedoras, o profesionales-, es todo el tiempo que la mujer lo quiera”, porque “no es en base a un programa que desarrollamos, vendemos, se acabó, y adiós”, eñaló, además.
Al ampliar el concepto, con un toque de humor, reflexionó: “el compromiso del foro es por todo el tiempo que la mujer quiera –por no decir por siempre, porque sería como demasiado ampuloso decir semejante cosa-“.
Y esa continuidad del vínculo, en el tiempo “no es porque tienen que depender de nosotras, como organización”, sino porque “esto es lo maravilloso del foro: nosotros les apoyamos para que vuelen, y para que creen sus propias vinculaciones, para que creen sus propias organizaciones en sus comunidades”.
De León relató casos, que atendió, de mujeres quienes acudieron al foro, agobiadas por limitaciones, pero desconocían que tenían la capacidad para superarlas.
“Hay mujeres que, cuando yo las tuve aquí, en la oficina, la primera vez, venían con unas carencias tan grandes, pero, al mismo tiempo, con unas fortalezas tan grandes, también, a lo interno, pero que ni ellas mismas las sabían”, dijo.
Sin embargo, cuando lograron empoderarse, su vida cambió radicalmente, y “ya nadie las detiene”, aseguró.
Las mujeres, en general, carecen de espacios en los cuales puedan expresarse libremente, compartir experiencias personales, expresar aspiraciones, dijo la empresaria, quien aseguró que el foro es generador de tales entornos.
A manera de ejemplo, mencionó actividades tales como desayunos, organizados por la entidad.

En los encuentros, las mujeres toman, respectivamente, conciencia de su realidad, porque “es un compartir historias, oportunidades –riquísimo-”, subrayó, para describir que se trata de momentos en los cuales las participantes están en libertad de expresarse, de relatar sus experiencias individuales, el camino que cada una ha recorrido y lo obstáculos a los que se ha enfrentado –con mayor o menor éxito-.
“La mujer quiere contar, quiere contar cómo le costó, cómo se sacrificó, qué sufrió –lo que sea-, y ese es el espacio que las mujeres no tenemos en otros ámbitos”, pero, en “el foro, sí: es el derecho al berreo, el hacer catarsis, identificarse mujer a mujer –por eso se llama ‘face to face’ (‘cara a cara’)-“, aseguró.
“Esa mujer que está aquí, empresaria, y esa profesional, se encuentran con una emprendedora, pero, al final de cuenta, empezaron igual, lo único que, una, ya alcanzó otro nivel de éxito, de ciclo de vida, pero, tal vez, tuvo más dificultades que la que, ahora, se está quejando”, precisó.
Tal interlocución permite, a cada una de las dialogantes, ubicar, en dimensión real, su experiencia, su aprendizaje al abrirse camino en áreas de actividad que la cultura patriarcal tradicionalmente ha reservado para los hombres.
Al igual que muchas mujeres de quienes es mentora, De León tiene conocimiento personal de las dificultades que las mujeres enfrentan para consolidar proyectos.
Fundadora, hace algo más de tres décadas, de un emprendimiento en el campo de las pequeñas y medianas empresas (Pyme), el rubro en el cual se estableció marcó un hito en el sector industrial alimentario.
“Yo abrí un nicho de mercado -que no existía-, que es el de los alimentos saludables, y le abrí el camino al resto de la industria de alimentos”, relató.
Además, “como somos una empresa que trabajamos toda la parte de responsabilidad social –cuando no estaba de moda esa palabra-, veníamos dando soporte a diferentes actividades –hábleme de cualquier cosa: ambiente, el adulto mayor, los pobres, la limpieza de los ríos, el arte-“, agregó, porque “nosotros creemos en el desarrollo integral del ser humano, en relación a su medio ambientes, que es todo lo que le rodea”.
En tal contexto, De León aprendió a enfrentar los obstáculos propios de un entorno marcadamente patriarcal –que persisten en el tiempo y en el nuevo siglo-.
«En mi empresa (…) apoyando diferentes iniciativas, yo fui conociendo diferentes necesidades –tanto el sector pyme como el sector mujer-, las limitaciones que habían, en diferentes campos, comenzando por mi propia experiencia, como mujer, que tenía limitaciones de acceso a crédito, limitaciones de apoyo técnico –que siguen siendo, un poquito, la realidad al día de hoy–».