El trabajo doméstico no remunerado, que realizado principalmente por mujeres y niña, debe abordarse de manera central en toda respuesta a la pandemia de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), según recomendación de dos organizaciones internacionales.

Asimismo, todas las actividades de recuperación de la emergencia sanitaria mundial deben generar entornos laborales favorables a las trabajadoras, indicaron Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) y la organización humanitaria estadounidense Care, en un informe conjunto.

Es necesario “identificar y abordar la división desigual del trabajo relacionado con los cuidados de personas, y el trabajo doméstico no remunerado, como elemento esencial de la respuesta económica y de salud pública de emergencia”, plantearon, en el análisis que titularon “Latin America and the Caribbean Rapid Gender Analysis for Covid-19” (“Rápido Análisis de Género en América Latina y el Caribe para Covid-19”).

También, se debe “ofrecer el apoyo socioeconómico adecuado a las mujeres y niñas que prestan servicios de cuidado como piedra angular de todo el diseño de programas humanitarios y de todas las políticas de recuperación, desde la definición de ‘trabajadores esenciales’ hasta los programas de transferencia de efectivo y/u otros apoyos humanitarios sectoriales”, agregaron.

Igualmente, “garantizar que todas las actividades de respuesta y recuperación de la COVID-19 proporcionen entornos laborales bien informados sobre el padecimiento, favorables a las mujeres e inclusivos”, señalaron, en el texto de seis capítulos contenidos en 51 páginas.

En este sentido, hicieron alusión a la población sexualmente diversa.

Sobre este tema, ambas entidades sugirieron que las organizaciones de sociedad civil pertinentes se asocien con agrupaciones de mujeres y de la diversidad sexual, para apoyar la participación de estos sectores poblacionales como componente clave para que la respuesta a la pandemia y la recuperación respecto a la misma sean eficaces.

Al mismo tiempo, recomendaron que “las distintas organizaciones deberían seguir invirtiendo en el análisis de género e intersectorial, especialmente a medida que evolucionan las respuestas de los gobiernos”.

“Además, deberían asegurarse de que todos los nuevos informes se compartan ampliamente y de que la programación y las políticas se adapten a las necesidades continuas y cambiantes a medida que se modifican las respuestas a la pandemia”, agregaron.

Asimismo, “a medida que los gobiernos comiencen a levantar los cierres de salud pública y otras medidas de COVID-19, será esencial que los actores humanitarios y los responsables de la formulación de políticas se aseguren de que se incluya una perspectiva de género en todo el proceso de respuesta y recuperación”, plantearon ONU Mujeres y Care.

Entre otros datos, en materia laboral, en el análisis se indicó que la fuerza de trabajo latinoamericana y caribeña está constituida por más hombres (93 por ciento) que mujeres (67 por ciento), que más de 126 millones de mujeres trabajan en el sector informal, y que al sector femenino le resulta más difícil acceder a las opciones de teletrabajo o generar ingresos a través del trabajo fuera de sus respectivos hogares.

Por lo tanto, la interrupción laboral a causa de las restricciones aplicadas en diferentes países -aislamiento social, cierre de negocios en virtualmente todos los campos de actividad- “provoca que las mujeres y niñas tengan más probabilidades de perder su fuente de ingresos que sus contrapartes masculinas y menos acceso a los mecanismos de protección social”, se señaló.

“En especial, preocupa la situación de vulnerabilidad de las trabajadoras domésticas que se enfrentan a una mayor exposición al riesgo en los hogares de sus empleadores, así como a una mayor carga de cuidados”, agregaron ONU Mujeres y Care.

“Otra fuente importante de ingresos para los hogares de América Latina y el Caribe son las remesas y la interrupción de esta fuente de ingresos debido al coronavirus se prevé que tendrá un impacto desproporcionado en las mujeres y sus familias, que dependen de estos recursos, afectando sobre todo a quienes viven en la pobreza y la extrema pobreza”, advirtieron.

Al mencionar el hecho de que la fuerza de trabajo, en el ámbito de salud y en el campo social, está constituida, en un 74 por ciento, por mujeres, las dos entidades plantearon que “muchas de ellas entrarán en contacto directo con los pacientes de COVID-19 y corren un mayor riesgo de contraer el virus”.

Igualmente, informaron que “más de uno de cada cuatro hogares de América Latina están a cargo de mujeres, la tasa más alta del mundo”, y advirtieron que “las mujeres y las niñas de la región se ven afectadas por la pandemia de manera desproporcionada, tanto por el riesgo a contraer la enfermedad como por las medidas de salud pública para contenerla”, además de que reafirmar que “las tareas de cuidado atribuidas a las mujeres y su mayor exposición a la precariedad del empleo están entre las causas que las exponen más al COVID-19”.

Según datos de la estadounidense Universidad Johns Hopkins, al 4 de junio, a nivel mundial, el total de casos de Covid-19 llegó a algo más de 6.6 millones, con Estados Unidos encabezando la lista, al haber llegado a casi 1.o millones, seguido por Brasil, con unos 584 mil.

En el ámbito latinoamericano, Brasil está en el primer lugar, seguido por Perú (189,198), y México (105,680), mientras que, en el Caribe, la lista es encabezada por República Dominicana (18,319), país al que siguen, en lo inmediato, la limítrofe Haití (2,640), y Cuba (2,119).