Ketanji Brown Jackson rompió un pesado techo de género y racial que pendía sobre la Corte Suprema de Estados Unidos, cuando se convirtió, el 7 de marzo, en la primera magistrada negra del máximo tribunal de ese país
Se trata de un hecho sin precedente en los 233 años de existencia de la Corte Suprema de Estados Unidos (Scotus), cuya composición se ha caracterizado por una abrumadora mayoría de hombres blancos.
Brown, postulada para el cargo por el presidente estadounidense Joe Biden, obtuvo el voto favorable de 53 de los cien integrantes del Senado -en la presente legislatura, divido entre 50 del gobernante Partido Demócrata y 50 del opositor Partido Republicano-.
Biden, a su vez, cumplió la promesa de campaña electoral en el sentido de que, si efectivamente llegaba a la Casa Blanca, propondría el nombre de una afroestadounidense para integrar la más alta corte nacional.
La sesión estuvo encabezada por la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris-constitucionalmente, presidenta de la cámara alta-, quien derribó similares barreras, cuando, al ser juramentada en 2017, se constituyó en la primera mujer mestiza en el desempeño del segundo cargo más importante en el gobierno del país norteamericano.
La confirmación de Brown -luego de las extensas audiencias, en el Comité del Senado sobre lo Judicial, durante las cuales fue objeto de brutal oposición republicana, con visos misóginos y racistas- logró la mayoría, a causa del apoyo de tres integrantes de la bancada opositora -incluidas dos mujeres-.
Se trata de los senadores republicanos Susan Collins, Lisa Murkowski, y Mitt Romney.
Brown reemplazará, en octubre, a Stephen Breyer, quien ha anunciado la intención de retirarse.
La magistrada designada sigue la ruta que, en la corte, han trazado otros dos magistrados negros: Thurgood Marshall (1967-1991), y Clarence Thomas (desde 1991). La jurista es, además, la sexta mujer integrante del tribunal.
Sus antecesoras han sido Sandra Day O’Connor (1981-2006), Ruth Bader Grinsburg (1993-2020, fallecida en el ejercicio del cargo), y las actuales magistradas Sonia Sotomayor (desde 2009), Elena Kagan (desde 2010), y Amy Coney Barrett (desde 2020).
Sotomayor es, igualmente, una pionera, ya que, de ascendencia puertorriqueña, es la primera jueza de origen latinoamericano en la Scotus.
La incorporación aproximará, considerablemente, al tribunal de nueve integrantes, a un contexto cercano a la paridad de género -cuatro mujeres, cinco hombres-.
Brown -quien, desde 2013, se ha desempeñado como jueza federal en Washington, fue postulada, el 23 de febrero, por Biden, para reemplazar a Breyer.
Durante un debate por la candidatura demócrata en el proceso electoral estadounidense de 2021, Biden se comprometió promover la candidatura de una mujer negra, si, durante su mandato, se generaba alguna vacante en la en el principal tribunal de Estados Unidos.
Al presentar Brown como candidata a la corte, en febrero en la Casa Blanca, el presidente destacó aspectos profesionales y personales de la aspirante a magistrada, a quien describió como “constructora de consenso, comprobada”.
Igualmente, dijo que “se esfuerza por ser justa, por hacerlo bien, por hacer justicia”, la candidata es poseedora de “una comprensión pragmática de que la ley debe funcionar para el pueblo estadounidense”.
Brown demostró, precisamente esto, cuando el derechista ex presidente Donald Trump (2017-2021), en una de sus características acciones autoritarias, trató de impedir que uno de sus asesores fuese citado a declarar, a una comisión parlamentaria.
“La principal enseñanza de 250 años de historia estadounidense es que los presidentes no son reyes”, fueron las palabras escritas con las cuales la jueza ubicó en la realidad al arbitrario y misógino gobernante.
Biden también aseguró, en el marco de la presentación de Brown, que, “durante demasiado tiempo, nuestro Gobierno, nuestros tribunales, no se han parecido a Estados Unidos”.
“Creo que es hora de que tengamos una Corte que refleje todo el talento y la grandeza de nuestra nación con una candidata de calificaciones extraordinarias, y que inspiremos a todos los jóvenes a creer que algún día podrán servir a su país al más alto nivel», agregó.
El mandatario hizo, así, referencia al hecho de que, durante los 180 años que siguieron a la creación de la corte, en 1789, los magistrados fueron, casi invariablemente, hombres blancos, protestantes, anglodescendientes o de genealogía europea noroccidental.