Una vez que la pareja vive junta, se recomienda darun compás de espera de al menos dos años para terminar de conocerse, antes de tener hijos
El noviazgo brinda la oportunidad a las parejas de conocerse más, porque permite compartir tiempo, actividades, valores e intereses, antes de decidir si quieren vivir juntos.
Sin embargo, son comunes los relatos que dicen que algún miembro de la pareja ya no es igual que cuando eran novios, personas que se sorprenden cuando una vez consumado el matrimonio uno de los dos, sea el hombre o la mujer, cambian su comportamiento de forma radical. Son frases populares, “sacó las uñas”, “se convirtió en otra persona”, “ya no es el mismo”, en fin, todos hemos escuchado estas expresiones que resumen la sorpresa y el impacto de lo vivido.
Por eso los estudios son claros en mencionar que una vez que la pareja vive junta, sea porque se casó, sea porque optaron por el convivio, den un compás de espera de al menos dos años para terminar de conocerse, bajo la premisa que no es lo mismo ser novios, que ser pareja.
Es muy probable que la pareja que tiene problemas siendo novios, los tendrá en el matrimonio, pero lo contrario no es cierto, es decir no necesariamente los novios que se llevan bien logran mantener esa armonía al momento de vivir bajo el mismo techo.
En toda relación el punto clave son los hijos, en el sentido que una vez que nacen la relación pasa a un plano eterno, ante una separación dejarán de ser esposos, pero nunca dejarán de ser los padres, y como tal, tendrán un nexo directo e indirecto para siempre. Además, muchos rehúyen una separación porque ya hay hijos y todas esas cosas provocan diversos deterioros en la salud mental. Por eso el punto no es solamente que la pareja sea buena o mala, sino que tengan el tiempo para conocerse antes de casarse y optar por tener hijos, y claro está siempre consultar con un profesional si cualquier situación se sale de control.
Foto: Steshka Willems
Dr. Miguel A. Torres Batista, Cel. 506 8404-6772