No hay ninguna razón física o intelectual que impida a las mujeres jugar ajedrez al mismo nivel que los hombres
Contrario a lo que algunos creen, el ajedrez es uno de los juegos más populares en el mundo. En la actualidad cuenta con unos 605 millones de personas que lo juegan regularmente, la mayoría hombres.
La poca presencia de mujeres que practican ajedrez, -una jugadora por cada diez hombres, y solo una entre los cien mejores del mundo-, se debe a factores culturales, en donde la familia opta por dotar al hombre de una mejor educación y adjudicarle las acciones consideradas intelectuales.
Este comportamiento es parte de nuestro sistema de orden social, que mantiene la subordinación e invisibilización de las mujeres, vinculándola a lo considerado como ‘femenino’, con respecto a los varones, con base a lo determinado por su sexo biológico.
No se trata de que la mujer sea menos inteligente que el hombre. Aun basándonos en la teoría de la diferencia de cerebro entre hombres y mujeres, que algunos en neurocientíficos han apoyado, las particulares en tamaño, cantidad de neurona y distintas reacciones, no concluyen superioridad intelectual en ninguno de los sexos.
La historia ha mostrado que los juegos y los deportes ayudan a las personas, tanto hombres como mujeres, a reducir la ansiedad. También ha evidenciado que las mujeres pueden destacarse en este deporte, como las tres hermanas húngaras Polgar y la china Hou Yifan.
Por qué enseñar ajedrez
Esta comprobado que la práctica de ajedrez tiene muchos atributos como la mejora de la memoria, el fomento de la concentración, la promoción del pensamiento lógico, el aprendizaje de la resolución de problemas y la toma decisiones, además de incentivar la superación personal. Variables vinculantes al empoderamiento femenino.
Según la Organización de Naciones Unidas, ONU, el ajedrez tranquiliza, mejora la salud mental. “Este juego puede contribuir a la creación de un entorno de tolerancia entre los pueblos y las naciones porque promueve la justicia, la equidad, la inclusión y el respeto mutuo, además de que en este momento tiene un papel relevante para la salud mental, que ha sufrido mucho estrés durante la pandemia”, afirma ONU.
Añade que el deporte, las artes y la actividad física tienen el poder de cambiar las percepciones y los prejuicios, además de que rompen las barreras raciales y políticas, luchan contra la discriminación y desactivan los conflictos.
En este sentido, la ONU considera que estas disciplinas contribuyen a la paz, la cooperación, la solidaridad y la salud a nivel local, regional e internacional.
Fomentemos entornos de aprendizaje y enseñanza a las niñas. No las excluyamos de juegos dinámicos y activos que complementan su proceso de formación, enriqueciendo las prácticas pedagógicas y de socialización.