La acción criminal es parte de un plan, de la dictadura religiosa musulmana, para intimidar a madres y padres de modo que decidan no enviar a sus hijas a los centros educativos
Centenares de niñas escolares en decenas de centros de educación primaria, en varias ciudades de Irán, fueron envenenadas, de acuerdo con versiones periodísticas, que hicieron referencia lo mismo a autoridades de la teocracia -que gobierna, hace más de cuatro décadas, al país asiático- que a opositores al régimen dictatorial.
Se trata de una cadena de criminales hechos de esta índole iniciada en noviembre del año pasado, y que se ha intensificado desde el final de febrero, según las mismas fuentes, citadas, el 1 y el 2 de marzo, por medios de comunicación locales e internacionales.
Aunque las autoridades no han proporcionado cifras exactas -de víctimas ni de escuelas que han suido escenario de los intentos de asesinato masivo-, diferentes informaciones periodísticas ubican, el total de niñas agredidas, en el transcurso de algo más de tres meses, en números que van desde algo más de seiscientas hasta alrededor de mil -de momento, sin víctimas fatales reportadas-.
Los hechos han ocurrido, hasta ahora, en centros educativos ubicados, en las ciudades de Ardebil (en el noroccidente) -opcho escuelas-, Teherán (la capital nacional) -tres escuelas-, Paran (en el norte) -una escuela-, Kermanshah (en el oeste) -una escuela-.
Los síntomas que han presentado las niñas envenenadas -al parecer con la altamente tóxica sustancia, en variante de gas, denominada fosfuro de hidrógenos, más conocida como fosfina-, han incluido malestar general, mareo, irritación de ojos, dificultad para respirar, dolor de cabeza., según las versiones de los medios.
Decenas de madres y padres de víctimas, congregados, el 1 de marzo, frente a uno de los establecimientos educativos capitalinos, corearon, reiteradamente, la consigna “muerte al gobierno asesino de niños”.
Los manifestantes, al igual que dirigentes opositores, indicaron que la acción criminal es parte de un plan, de la dictadura religiosa musulmana, para intimidar a madres y padres de modo que decidan no enviar a sus hijas menores de edad a los centros educativos.
De acuerdo con los denunciantes, el régimen apunta, así, a cerrar el acceso de la educación a la población femenina, tal como ocurre en el vecino Afganistán, país gobernado por la fundamentalista dictadura teocrática islámica del terrorista grupo Talibán.
En declaraciones a periodistas de medios de comunicación iraníes -reproducidas por agencias informativas internacionales-, el jefe de la Fuerza Disciplinaria de la República Islámica de Irán -la institución policial de la dictadura-, Ahmad Reza Radan, afirmó que “se están haciendo grandes esfuerzos para identificar el origen de los envenenamientos de estudiantes”.
Sin embargo, admitió que ninguna detención ha resultado de tales esfuerzos, al tiempo que se negó a describir los intentos de asesinato, como lo que son.
“Nadie ha sido arrestado hasta ahora, y preferimos no juzgar si se trata de una cuestión deliberada”, precisó.
Citada por medios de comunicación, una escolar quien denunció que ha sufrido, en dos momentos, envenenamiento -y cuya identidad no fue revelada-, denunció que los intentos de víctimas y familiares, por determinar el origen de los atentados, no han prosperado.
Diferentes funcionarios “nos dicen: ‘todo está bien, hemos hechos nuestras investigaciones’, pero, cuando mi padre preguntó, en mi escuela (autoridades del lugar) le dijeron: ‘disculpe, el CCTV (circuito cerrado de televisión) ha estado roto, por una semana, y no podemos investigar lo que ocurrió’”, precisó la menor.
Por su parte, Masumeh Ebetkar, ex vicepresidenta para las Mujeres y Asuntos de Familia (2017-2021), formuló, el 28 de febrero, en diálogo con periodistas, planteó la necesidad de, urgentemente, “terminar, de una vez por todas, con los fanáticos misóginos”.
Entretanto, Mohammad Ali Abtahi, ex vicepresidente para Asuntos legales y Parlamentarios (2001-2004), hizo referencia al análisis según el cual los envenenamientos constituyen un intento de terror de Estado, por parte de la dictadura, para que las madres y los padres decidan que las menores no asistan a clase, según versiones periodísticas conocidas el 1 y el 2 de marzo.
Abtahi denunció, asimismo, que los dictadores teócratas llevan a cabo acciones violatorias de los derechos humanos, en general -y de la población femenina, en particular-, mediante la interpretación arbitraria que dan al Corán -el libro sagrado del Islam-.
De ese modo, imponen, brutalmente, el uso, por parte de las mujeres -y de las niñas, a partir de la edad de siete años-, del hijab -velo religioso que cubre la cabeza, hasta los hombros, de quienes lo usan-.
Tal es el caso de Mahsa (Jina) Amini, de 23 años, la iraní asesinada, el 16 de setiembre de 2022, luego de su detención, en Teherán, por efectivos de la Gasht-e Ershad (Policía Guía, o Policía Orientadora) -fuerza de seguridad de cumplimiento de la fe, popularmente conocida como “policía de la moral”-.
Los agentes involucrados en el arresto, la acusaron de haber violado la estricta Ley sobre Hijab y Castidad, al llevar inadecuadamente puesto el hijab, debido a que no le ocultaba, completamente, el cabello.
La aplicación de esa arbitraria y abusiva legislación es responsabilidad de la Sede para el Ordenamiento del Bien y la Prohibición del Mal -algo así un ministerio de la moral-, y la severidad en la aplicación de esa ley fue fortalecida, en agosto de 2022, mediante decreto firmado por el masivamente cuestionado presidente Iraní, Ebrahim Raisi.
El propósito específico del velo religioso es el de cubrir el cabello -que, de acuerdo con lo establecido por la costumbre musulmana, las mujeres mantienen largo-.
Según lo determinado por la dictadura, el hijab debe usarse ajustado a la cabeza, de modo que, no hacerlo, implica brutal sanción, ya que, entre otras disposiciones, el código penal vigente en Irán determina que las mujeres cometen un delito si, en público, aparecen sin el hijab.
Instalada, en 1979, la misógina dictadura teocrática es encabezada por un líder supremo
musulmán -actualmente, el ultraconservador ayatola (máximo sacerdote) Ali Khamenei-, la más alta autoridad gubernamental -con rango superior al presidente. El régimen religioso fue constituido luego de que un proceso denominado Revolución Islámica (1978-1979) derrocó al monarca iraní, el sha (rey) Mohammad Reza Pahlavi -quien gobernó desde 1941 hasta 1979-, para instalar en el poder al ayatola Ruhollah Khomeini -quien estaba exiliado en Francia-.
El asesinato de Amini generó manifestaciones que, protagonizadas, inicialmente por mujeres, en reclamo de respeto a sus derechos, se han convertido en protestas, con participación, también de hombres, contra la dictadura.
La brutal represión -incluida la ejecución de cuatro manifestantes detenidos-, ha determinado que, tras aproximadamente cuatro meses, las intensas protestas haya mermado considerablemente.
Respecto a la brutalidad represora del régimen, e un artículo de opinión publicado, el 21 de febrero, por la revista estadounidense Elle -especializada en temas de género-, la iraní Masih Alinejad, periodista y defensora de los derechos de la población civil de su país de origen, aseguró que sus compatriotas mujeres, en unidad, lograrán derrocar a la criminal dictadura teocrática.
En el artículo que tituló “Mujer, vida, libertad” -la consigna inicial de las manifestaciones-, “Estaba segura de que nuestro momento estaba cerca”, escribió, a continuación.
El asesinato de Amini, perpetrado cuatro años después, “encendió los corazones de las mujeres de todo el mundo (…) las mujeres se hicieron escuchar”, señaló.
“Las imágenes de mujeres quemando hijabs (al igual que en las manifestaciones en el país asiático), pasaportes iraníes, y banderas, han circulado ampliamente, marcando la primera vez en la historia que las mujeres del mundo se han galvanizado para apoyar a sus hermanas iraníes en nuestra lucha por la libertad”, reflexionó, en referencia a las acciones llevadas a cabo durante las protestas.
“El cambio está en el aire”, aseguró la periodista y activista, quien, además, es autora de libros entre los cuales se destaca “The Wind In My Hair: My Fight for Freedom in Modern Iran” (“El viento en mi cabello: mi lucha por la libertad en el Irán moderno”).
En opinión de Alinejad, la cohesión lograda en esas actividades pacíficas -aunque brutalmente reprimidas- resulta esencial, porque, “juntas, somos más fuertes”, y, “juntas, enviaremos, a este régimen bárbaro, al basurero de la historia”.
“El cambio está en el aire”, aseguró la periodista y activista, quien, además, es autora de libros entre los cuales se destaca “The Wind In My Hair: My Fight for Freedom in Modern Iran” (“El viento en mi cabello: mi lucha por la libertad en el Irán moderno”).
“El mundo está despertando ante las injusticias que se producen, a diario, en mi país”, agregó, para denunciar, de inmediato, que son “iinjusticias que las iraníes han soportado, durante muchos años, en nombre del honor” machista, porque “el régimen enseñó, a los hombres, desde pequeños, a controlar y oprimir a las mujeres, a tratarlas como si fueran de su propiedad”.