
Lo más importante es promover una actitud de confianza más que de temor sobre la transición de escuela a colegio.
Como padres es un orgullo celebrar los primeros logros académicos de nuestros hijos, pero con ellos nos percatamos que tiempo vuela y ellos crecen rápidamente. Fue apenas hace unos años, cuando iniciamos el recorrido de su formación educativa y ahora nos enfrentamos a una de las etapas más complicadas de la crianza: la entrada al colegio y el inicio de su adolescencia.
Todo cambio genera incertidumbre, esa sensación puede ocasionar en el individuo diferentes emociones como felicidad, miedo o ansiedad. Hay una analogía que se presta para ilustrar esta situación: cuando los vientos del océano cambian, el capitán del barco ajusta las velas, y continúa su rumbo. Lejos de pensar en abordar la misión, se toman las medidas necesarias para mantener la misma meta.
Ahora, el niño es consciente que es hora de iniciar sus estudios secundarios, una etapa que le exigirá más responsabilidad e independencia, y en mayor medida si existe también un cambio de centro educativo. Sin embargo, muy pocas veces se percatan que también inician una de las etapas de la vida más complicadas, la adolescencia.
Para la Master en psicología clínica, Dyla Castro Cabezas, es necesario centrarse en dos aspectos fundamentales, la parte académica y la social. Desde el proceso de aprendizaje el niño tiende a cuestionarse sus capacidades al tener más materias, más profesores, estudiar solo, horarios más extensos, etc. Y desde la parte social, sus miedos radican en la aceptación que reciban de los demás estudiantes, la elección de nuevas amistades, el estigma del ¨mostacilla¨ o en peores casos, ser víctimas del ya conocido bullying.
Promueva actitud de confianza
Sabiendo los principales miedos que enfrentan nuestros hijos en este transcurso es que podemos manejarlos de la mejor manera, por ellos les presentamos una serie de consejos que les puede ser de utilidad para no desfallecer en el intento.
Lo más importante es promover una actitud de confianza más que de temor sobre la transición de escuela a colegio, una buena opción es enfatizarles que aunque la exigencia académica será mayor, así será la oportunidad de tener nuevos amigos y realizar actividades extracurriculares, como salir a comer un helado, mirar una película en la casa de un compañero o simplemente dar una vuelta al parque.
Otra opción para acercarlos a esta nueva aventura, es brindarles una visita guiada al nuevo centro educativo. La Dra. Castro señala “aproveche dicha visita para recorrer las aulas correspondientes, familiarice al muchacho con la institución y menciónele cómo se siente usted también con este proceso, cuente sus experiencias para hacer más enriquecedor el recorrido”.
No olvide que este es una proceso que incluye tanto al estudiante como a ambos padres, es esencial que sea participe y lo acompañe durante los primeros meses en el plano académico. Brinde ideas a su hijo sobre organización del tiempo, como manejar la nueva rutina, explíquele como es la evaluación del colegio, y por último identifique cuales materias pueden causar más dificultad o estrés.
No minimice el espacio en el que se venía desarrollando, es importante conversar sobre las pérdidas que resiente de la escuela y su dinámica en dicho escenario. En un estudio realizado por varios psicopedagogos para la Universidad Santiago de Compostela en España, catalogan este cambio como una especie de duelo, y que por consiguiente todos los atores (estudiantes y padres de familia) tienen una reacción distinta.
Esta atenta de la salud física de su hijo, identifique la cantidad de horas de sueño que necesita para lograr un buen descanso y organice la rutina una semana antes del inicio de lecciones, no permita que se omitan los turnos de alimentación, en especial el desayuno antes de ir asistir al colegio. Esto no solo ayudara a una buena alimentación, sino que lo mantendrá con la energía necesaria para llevar a cabo los nuevos retos.
La licenciada en orientación educativa Lynette González Soto señala que las escuelas en conjunto con el Ministerio de Educación Pública manejan un programa de orientación para la transición, donde se prepara al estudiante para este gran paso. En el programa se va valorando el estado psicológico, académico y familiar del menor, tenga confianza que el centro educativo, por medio de sus maestros los apoyaran desde las aulas.
Por último, González recomienda a los padres armarse de mucha paciencia, inicia un periodo en que el joven tendrá mayor toma de decisión y su personalidad se prepara para lo que será en el futuro “es normal que el niño experimente sentimientos de enojo, negación y rebeldía ante este proceso, sin embargo, al ir acercándose a la meta, ellos mismos van descubriendo el significado del cambio” añadió la orientadora. No censure sus gustos o preferencias, sea un apoyo para él. En esta etapa puede estar seguro, que es cuando más va a necesitar el respaldo y apoyo de sus progenitores.