Es necesario llevar a cabo, a nivel internacional, un esfuerzo en unidad con el objetivo de lograr igualdad de oportunidades para para el sector femenino de los pueblos indígenas, además de facilitar que tenga participación en los procesos de toma de decisiones, planteó la entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).

La incidencia de esa comunidad poblacional, en el impulso de cambio social, es igualmente importante, aseguró, además, la agencia especializada mundial, en la declaración que emitió al conmemorarse el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

Ello implica que sus prioridades y sus experiencias colectivas sean tomadas en cuenta, de manera destacada, expresó la entidad, en el texto de cuatro extensos párrafos.

“Debemos seguir trabajando de manera conjunta, incluso con las organizaciones de mujeres (…) para garantizar que las mujeres indígenas tengan igualdad de oportunidades, puedan participar en la toma de decisiones y tengan la posibilidad de utilizar sus prioridades y experiencias colectivas para impulsar un cambio transformador, tanto en el presente como para las generaciones futuras”, planteó.

“Hoy, en conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, nos sumamos al pedido de formalizar un nuevo contrato social que nos permitirá reconstruir un mundo orientado al futuro, equitativo y centrado en los grupos más marginados”, expresó, en alusión a la fecha que, desde 1994, se observa, anualmente, cada 9 de agosto.

“El legado actual de políticas excluyentes, subrepresentación en la toma de decisiones y corrupción en la gestión de la tierra y los recursos naturales en muchos países significa que los pueblos indígenas continuamente deban afrontar una vida de pobreza, exclusión y discriminación”, denunció.

“En el caso de las mujeres y niñas indígenas que sufren formas múltiples e interrelacionadas de discriminación, los efectos pueden afectar a generaciones y agravarse a raíz de la crisis” mundial causada por la pandemia del nuevo coronavirus, señaló.

“Por ejemplo, el hecho de que las mujeres y niñas indígenas tengan menos probabilidades de contar con un seguro médico hace que sean más susceptibles a las condiciones preexistentes que profundizan el impacto” de la emergencia sanitaria, precisó.

La agresión de género marca, igualmente, la realidad de las mujeres indígenas, aseguró.

Ellas “enfrentan formas múltiples e interrelacionadas de discriminación”, y “también están más expuestas a casos de violencia”, indicó.

“Se calcula que más de una de cada tres mujeres indígenas son víctimas de violación durante su vida”, informó.

“Asimismo, las mujeres indígenas afrontan lo que describen como ‘violencia ambiental’, en otras palabras, la degradación ambiental y las industrias extractivas que contaminan los recursos hídricos y las tierras agrícolas ancestrales, lo cual conlleva efectos fatales en la salud”, expresó.

Pero el contexto de tan negativos componentes al que están enfrentadas, no les impide llevar a cabo constructivos esfuerzos en beneficio de sus comunidades, aseguró ONU Mujeres.

En ese sentido, destacó que, en sus respectivos entornos, y “a pesar de estos desafíos, las mujeres indígenas están dirigiendo acciones para preservar sus tradiciones y culturas”.

También lo hacen con el propósito de “crear conciencia sobre los derechos humanos de las mujeres, en sus comunidades”, puntualizó, a continuación.

“Pudimos comprobarlo (…) en el Foro Generación Igualdad de ONU Mujeres, donde las mujeres indígenas ofrecieron bendiciones y aportaron su experiencia, energía y poder único en los debates”, señaló.

Organizado por ONU Mujeres, el foro se llevó a cabo en dos jornadas -entre virtuales y presenciales-, respectivamente, en la capital de México (29-31 de marzo), y en París (30 de junio-2 de julio).

Las deliberaciones internacionales se centraron, entre otras metas, en la elaboración de medidas a implementarse los próximos cinco años, regidas por seis Coaliciones para la Acción, además del pacto.

Las coaliciones son, de acuerdo con lo explicado en el sitio electrónico del foro, alianzas globales, innovadoras, y multipartitas, que involucran a gobiernos, sociedad civil, organizaciones internacionales, y sector privado.

Los principales objetivos de estos grupos de tarea consisten en impulsar acciones colectivas, propiciar la conversación mundial intergeneracional, promover una mayor inversión pública y privada, lograr resultados intergeneracionales concretos y transformadores, en beneficio de las niñas y las mujeres, según las fuente oficial.

Las áreas temáticas de trabajo de las coaliciones son las de “Violencia de género”, “Justicia y derechos económicos”, “Autonomía sobre el cuerpo, derechos y salud sexual y reproductiva”, “Acción feminista para la justicia climática”, “Tecnología e innovación para la igualdad de género”, y “Movimientos y liderazgos feministas”.

Respecto al foro, la agencia especializada de Naciones Unidas indicó, en la declaración del 9 de agosto, que el plan de acción aprobado en el marco de las deliberaciones “incluye estrategias para amplificar las voces de las mujeres y niñas indígenas en la justicia medioambiental, las organizaciones y movimientos feministas que defienden la autonomía sobre el cuerpo”.

ONU Mujeres agregó que, además, “en la culminación del Foro en París, la comunidad internacional dio un paso adelante con la celebración de compromisos para resolver estos y otros problemas, como prevenir la violencia contra las mujeres y niñas indígenas, y asegurar sus derechos a la tierra”.

“Dar seguimiento a estas acciones será una parte importante del nuevo contrato social que debemos fomentar entre todas las personas”, expresó.

En cuanto a la desigualdad que afecta a las mujeres indígenas, el caso centroamericano fue abordado en un informe cuyo contenido fue dado a conocer el 22 de abril, en la capital de El Salvador.

El documento aborda, de manera puntual, el impacto que la pandemia tiene en los derechos sociales, económicos y culturales de ese segmento poblacional femenino, además de que evidencia las generalmente invisibilizadas, aunque históricamente presentes, brechas de género -en particular, en estas comunidades-.

El estudio regional fue elaborado por los no gubernamentales Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (Ecmia), y Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS), con el apoyo de la oficina local de ONU Mujeres.

Durante la presentación del texto, en San Salvador, la representante de la entidad internacional en el país centroamericano, Ana Elena Badilla, denunció que, en el caso de las mujeres indígenas, la situación de discriminación tiene, en su origen, el doble componente de género y etnia.

“Sufren pobreza extrema, analfabetismo”, además de que carecen de acceso “a tierras ancestrales, a las tecnologías de la información y comunicación, y a la atención medica”, servicio esencial que, para esta población, “es totalmente inexistente o ineficiente”, precisó.

Al participar en la actividad, la presidenta del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), la miskita nicaragüense Myrna Cunningham, dijo que la crisis sanitaria, definitivamente, expuso la inequidad de género que afecta a las indígenas centroamericanas.

“El informe destaca las limitaciones de acceso a los servicios de salud”, y en lo que tiene que ver con la puesta en operación, en el área, de servicios que describió como “de salud intercultural”, señaló.

“El estudio reafirma el aumento de las funciones y actividades de cuidado del hogar, y del trabajo doméstico”, además de que “identifica un incremento en la violencia física y sexual”, denunció Cunningham, en alusión a dos componentes de la negativa realidad de género en Centroamérica, agudizados por el impacto socioeconómico de la pandemia.

La dirigente miskita nicaragüense planteó, asimismo, la necesidad de medidas inmediatas, por parte del Estados, para “evitar que las brechas de desigualdad aumenten, y que (…) sean difíciles de erradicar”.