
El rol de las mujeres en la antigua civilización egipcia destaca con respecto a otros poblados con los que compartieron épocas, desde importantes diosas del panteón egipcio hasta mujeres que gobernaron la tierra del Nilo.
La civilización del antiguo Egipto quizás tuvo mayor durabilidad que cualquier otra de la historia, comprendiendo aproximadamente entre el año 3100 a.C. y el 332 a.C., cuando es conquistada por Alejandro Magno. No obstante, sería un poco simplista dedicarle a esta gran civilización un período de vida tan amplio sin tomar en consideración distintos factores. Durante todos estos siglos, el gran país del Nilo tuvo que enfrentar guerras civiles para lograr su unificación, sufrió la conquista de pueblos extranjeros, su poder fue menguado durante la edad de bronce por los misteriosos pueblos del mar, así como siglos después por sus disputas contra el Imperio Hitita; afrontó la derrota contra Asiria o el dominio de los persas, y finalmente, vivió su ocaso bajo la dominación helenística antes de ser totalmente absorbida por el Imperio Romano.
Entre las maravillas que guardan su historia, la mitología es una de las más conocidas. En este punto se hace necesario resaltar que el papel de la mujer en el antiguo Egipto poseía ciertas particularidades con respecto a otras civilizaciones antiguas. Por ejemplo, las libertades sociales de las mujeres parecían ser mayores a los de sus pueblos vecinos. Podemos citar algunos casos donde se ven reflejadas estas particularidades. La religión egipcia parece ser la única del mundo antiguo donde la tierra, o bien, la divinidad que la representa, no es femenina, siendo que Geb es el dios que representa la tierra, y Nut la diosa que representa el cielo.
También cabe destacar que la gobernación de Egipto estuvo al mando de mujeres en varias ocasiones, siendo Hatshepsut (quien reinó aprox. entre 1490-1468 a.C.), tal vez la más importante (con el perdón de Cleopatra); pero también podríamos citar a Nitocris o a Neferusobek. Estas faraones, no obstante, debían utilizar toda la indumentaria masculina correspondiente al puesto, lo que obedecía más que todo a un asunto mítico-religioso: el faraón es “descendiente” de Horus, y los simbolismos propios del cargo obedecen al mito de este dios.
Entre otra información que nos ha llegado sobre las mujeres de esta sociedad, vale la pena señalar las siguientes:
- Igualdad ante la ley. Hombres y mujeres estaban sujetos a las mismas leyes, que más que ser un ordenamiento jurídico, eran leyes político-religiosas.
- La mujer era dueña de la casa. Esto podría sonar trivial, pero no hay que olvidar que en civilizaciones como Grecia o Roma, a pesar de que la mujer normalmente tomaba decisiones sobre los asuntos de la casa, era el hombre quien tenía la última palabra, además de ser el dueño de la misma como propiedad.
- Hombres y mujeres estaban “oficialmente” casados cuando vivían juntos bajo el mismo techo después de cierta cantidad de días.
- La mujer casada era compañera del esposo en cada acción que este desempeñaba, compartiendo responsabilidades. Ahora bien, no hay que confundir esto con una distribución equitativa de los roles o trabajos (Egipto era una sociedad patriarcal al fin y al cabo, como los demás grandes imperios). No obstante, en los jeroglíficos y arte egipcios se puede observar cómo en pareja cazaban juntos, sembraban, cosechaban juntos, etc.
Entre las causas de que las mujeres egipcias tuvieran un poco de mayor libertad que en poblados como los de Mesopotamia, Grecia o Anatolia, se podría especular:
La poca expansión territorial. Al antiguo Egipto no se le suele considerar un imperio; las campañas de conquista no fueron abundantes y normalmente no fueron más allá de Libia, Nubia o partes de territorios fenicios, siendo más importante garantizar el orden dentro de sus fronteras que intentar extenderlas. Por lo tanto, no hubo tanto contacto con otras civilizaciones como para haber adoptado en gran medida tradiciones ajenas. A esto se le suma, por supuesto, su gran longevidad, donde los asuntos políticos, sociales y religiosos no presentaban cambios abruptos a lo largo de su historia.
En una próxima entrega estaremos hablando de algunas de las interesantes diosas que inundaban los mitos egipcios, las cuales no ocupaban un papel de poca relevancia. Por ejemplo, Maat, representante del orden cósmico y la justicia; Isis, el prototipo de la diosa madre que sería adoptado por un gran número de divinidades venideras; o Sekhmet, la diosa con cabeza de leona que casi acaba con la humanidad y a quien ni el mismo Ra pudo detener más que emborrachándola.